Los primeros meses de Antonio Caño al mando de ‘El País’ son un sonado fracaso. Es verdad que el sector –en especial de los grandes diarios- sigue en caída libre, pero en Prisa esperaban un revulsivo con el nuevo estilo y sabia nueva que introdujo el nuevo director que asumió a comienzos de este año. Los datos demuestra que en los últimos meses las ventas, los lectores y los ingresos siguen cayendo en picado y lo que es peor, ‘El País’ sigue siendo ese diario intrascendente que no levanta noticias y que prefiere la comodidad de los poderes fácticos.
‘El País’ registró en julio pasado una difusión de 244.00 ejemplares en julio, un dato que significa un retroceso del 15% frente a julio de 2013. Los números del comienzo de la crisis indicaban que la difusión del diario era superior a los 400.000 ejemplares. Han pasado dos directores desde esas cifras y nada parece cambiar. En febrero de este año Cebrián apostaba por un cambio drástico y ascendía a Antonio Caño y descabezaba la histórica cúpula del diario.
Sus objetivos al asumir eran renovar la dirección con cargos de confianza, rejuvenecer los órganos de decisiones, hacer un diario de más análisis y además más cercano a la gente. Seis meses después pocos resultados se pueden ver. En lo que va de año la difusión ha caído un 10%, las ventas han caído un 8,7% y los ingresos de publicidad en papel se han desplomado un 7%.
Estas cifras significan dos cosas: la primera es que los lectores siguen sin creer en el diario de Prisa –la mayoría lectores de izquierdas desilusionados con la apuesta continuista de seguir siendo serviles a las instituciones, empresas y organismos oficiales- y la segunda es que los anunciantes tampoco confían en el diario. En agosto la publicidad en la televisión se disparó el 15% de crecimiento, pero a ‘El País‘ no llegó nada de esta euforia, al contrario, las caídas fueron 7,3% ¿Problema de la prensa? En este caso no, porque en el mismo periodo los diarios mejoraron en un 0,4% sus ingresos publicitarios según el último informe AEDE Deloitte.
Caño por tanto no ha sabido contentar ni a lectores ni a anunciantes –ni tampoco a su redacción, pero eso ya es otra historia- y las soluciones se acaban. ¿Qué hacer? Caño lo tiene claro y prepara desde hace algunas semanas profundos cambios en la maquetación y en el diseño del diario. Estas modificaciones irían unidas a movimientos de áreas temáticas y cambios de secciones y unificación de contenidos. El objetivo sigue siendo hacer un diario más ‘ciudadano’, menos político y con mayor análisis en profundidad.
El problema es que estos cambios se preparan desde casi que llegara Caño y todavía siguen sin ver la luz. Un reflejo de que las cosas siguen revueltas en un diario que no encuentra el rumbo a pesar de cambiar de director.
Fuente: prprensa