Ediciones Dauro se lanza al mercado musical con una nueva propuesta que también incluye conciertos diarios en la sala Chicago
Granada perdió hace sólo unos meses dos tiendas de discos tan emblemáticas como Melgamusic y Krisis, mientras que otros espacios como Compact Discos lo harán en los próximos días. Con este panorama, la Ediciones Dauro se lanza al mercado musical con una nueva línea de trabajo que se basa en convertir a la sala Chicago en un lugar de creación para las bandas de la ciudad, con un programa de conciertos diario y el proyecto de grabar en directo a los grupos más destacados y ofrecerles una distribución en más de cincuenta kioscos de prensa de la ciudad.
Según Francisco Espínola, director gerente de Ediciones Dauro, el primer impacto de esta iniciativa será el de crear “trabajo real” en el sufrido sector de la música de Granada, con una visión abierta para tratar todos los géneros, como jazz, rock, pop, blues, música clásica o flamenco. El eje de este proyecto será el pub Chicago, que cuenta con un aforo para unas 200 personas y un sonido “magnífico”. “Vamos a facilitar a los músicos toda la infraestructura para que puedan tocar, porque por si no lo sabe la gente, para hacerlo en salas muy conocidas por todos, el grupo paga por actuar”, señala.
El Chicago comenzará su nueva andadura como sala de conciertos el próximo mes de junio, aunque será en septiembre cuando Dauro apretará el acelerador para programar música a diario, incluso los lunes. “Queremos experimentar con los profesionales de la ciudad para atraer a un público no masivo, pero sí variado, porque no queremos especialización y cualquier creador de nivel va a tener la oportunidad de tocar en directo dos veces al mes y, una vez que tenga un repertorio sólido y mascado, la propuesta es grabarlo en directo, pero también trabajaremos en estudio porque estamos preparando incluso una ópera”, comenta el responsable de la editorial.
En cuanto a la labor discográfica, Espínola, que fue el productor de discos de Joaquín Sabina como Esta boca es mía, subraya que los discos tienen que sonar perfectos, para lo que ya ha contactado con técnicos acostumbrados a lidiar con este tipo de acústica. Además, cada disco tendrá una tirada “razonable” de entre 300 o 400 ejemplares que se distribuirán por los kioscos de la ciudad tras el acuerdo de colaboración con la Asociación de Vendedores de Prensa. “En Granada ya tenemos cerrados más de 50 puntos de venta, más de cien en Sevilla y también tendremos presencia en Cádiz o Málaga”, continúa Espínola, que adelanta que ya trabaja con grupos “muy interesantes” como Transmental o el grupo de música sefardí Al-mawror.
La idea es que la distribución sea eficaz y que los discos tengan un formato cómodo para los quiosqueros y para que no se pierdan en la maraña de periódicos, revistas y golosinas vairas. “Queremos funcionar casi como una cooperativa porque la editorial no va a poner un porcentaje abusivo a los participantes”, comenta el responsable de Dauro.
En el actual panorama musical, en el que una gran discográfica sólo saca discos si tienen la expectativa de vender más de 250.000 ejemplares y las grandes superficies sólo distribuyen cierto tipo de música y de grupos, el proyecto de Dauro intenta dar una salida a los grupos de música que no saben qué hacer con sus canciones. “Hay serios problemas de distribución, apenas quedan tiendas de discos y las que quedan, en la mayoría de los casos, se han especializado. Internet está bien para la difusión de cosas, pero queda mucha gente que quiere tener el disco como objeto en las manos”, continúa.
Por último, el proyecto que aunará las dos caras de Dauro girará en torno a los poetas que publican en la editorial, a los que se les ha pedido que escojan una de sus canciones para ponerle música y que acaben conformando un disco en el que nadie pueda discutir la calidad de las letras.
En cuanto a la línea estrictamente editorial, Dauro está reorganizándose para “seleccionar los trabajos” y organizar con “más claridad” el catálogo para dar cabida a autores jóvenes, pero de nivel contrastado. “Tenemos un equipo de lectores de mucha altura, con gente de la universidad y guionistas de televisión, que suelen más feroces a la hora de seleccionar. La autoedición es muy interesante, permite que la gente pueda escribir, pero debe estar diferenciada”, concluye Paco Espínola sobre la nueva etapa de Ediciones Dauro.
Fuente: www.granadahoy.com